El presidente estadounidense, Donald Trump, dio marcha atrás este martes a todos los elogios que había expresado sobre su homólogo ruso, Vladimir Putin, y aceptó que se había equivocado y que el Kremlin sí se entrometió en las elecciones presidenciales de 2016.
Durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca, Trump dio un asombroso cambio de actitud y aseguró tener “plena fe y apoyo para las grandes agencias de inteligencia de Estados Unidos”. Todo esto solo un día después de poner en duda la conclusión de que Rusia había injerido en las elecciones presidenciales de 2016, y solo unas horas después de haber asegurado que su reunión con Putin había sido “incluso mejor” que la Cumbre de la OTAN en Bruselas.

“Acepto la conclusión de nuestra comunidad de inteligencia de que hubo intromisión”, comentó el presidente a los periodistas. “Podrían ser otras personas también. Hay mucha gente por ahí” acotó, atenuando su anterior afirmación. Sin embargo, a pesar de su afirmación, el mandatario aseguró que los votos no se vieron afectados.
El Presidente no respondió cuando se le preguntó si condenaría públicamente a Vladimir Putin por la intromisión, y, por el contrario, calificó su reunión con el ruso de “tremendo éxito”. También repitió su afirmación de que no hubo colusión entre su campaña y Rusia, un tema clave de la investigación en curso del fiscal especial, Robert Mueller.
En un intento por acallar las críticas de varias figuras políticas y públicas, incluyendo varios republicanos que cuestionaron su lealtad a los Estados Unidos, Trump aseguró que su Administración frustraría cualquier posible esfuerzo de Rusia o cualquier otra persona para interferir en las elecciones estadounidenses de mitad de período que se celebrarán a finales de este año.
“A diferencia de administraciones anteriores, mi administración se moverá agresivamente para revocar cualquier esfuerzo y repeler. Lo detendremos. Lo rechazaremos, cualquier esfuerzo por interferir en nuestras elecciones” aprovechando la oportunidad para atacar, una vez más, al expresidente Barack Obama, quien hoy dio un potente discurso para conmemorar los 100 años de nacimiento de Nelson Mandela.