La realidad que viven algunos sectores de la población en pobreza extrema es preocupante. El grado de vulnerabilidad y abandono es tan alto y a la vez preocupante, que organismos internacionales, como las Naciones Unidas, han realizado estimaciones fatales.
La Organización de Agricultura y Alimentación de las Naciones (FAO, por sus siglas en inglés) advirtió que en los próximos meses podrían morir de hambre extrema cerca de 20 millones de personas en países como Somalia, Yemen, Sudán del Sur y Nigeria, por lo que urgió a tomar medidas que puedan revertir este panorama.
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De acuerdo con el director general de dicho organismo, José Graziano, la hambruna “contribuye a la inestabilidad social y perpetúa un ciclo de pobreza y de dependencia de ayuda” que ha gobernado en tales países en las últimas décadas.

Además, varias comunidades que viven en desigualdad deben de lidiar con la falta de inversiones públicas y con el impacto del cambio climático en la región, que se traduce en sequías.
Como parte de la sesión 156 que se celebra en Roma, la FAO abordó algunas propuestas para hacer frente a esta realidad, entre las que se encuentran manejar el presupuesto y contribuciones financieras adicionales.
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Y es que el panorama sugiere que deben tomarse medidas urgentes, ya que se estima que el problema de la hambruna podría ser el mayor en los últimos 70 años, incluso más devastadora que la que presentó Somalia en 2011 que causó más de 260,000 fallecimientos.