En medio de un torbellino de investigaciones propiciadas por el abogado especial Robert Mueller, Donald Trump comenzó con su plan de querer acusar a la excandidata presidencial Hillary Clinton, del supuesto cargo de haber ganado las elecciones primarias de los demócratas con sobornos y chantajes a fin de opacar (supuestamente) al mismo Bernie Sanders.
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Trump está intentando desviar la atención del gran ojo que evidentemente está sobre él y sobre toda su Administración, pero más allá de eso también intenta dividir a los demócratas en dos grupos, porque la pelea lo beneficia directamente a él y al partido republicano, que quiere una segunda vuelta en las próximas elecciones.
Pero las cosas no le resultaron como quería, porque Donald Trump intentó hacer un «vínculo» con Bernie Sanders (a pesar de que lo llamó «loco») para destruir a Hillary Clinton, y todo le resultó fatal, porque último no le permitió el juego.
Por más que Sanders y Clinton tienen sus respectivas diferencias ideológicas, Sanders no le dejó a Trump salirse con la suya y le recordó que debe hacer bien su trabajo y debe dejar de hablar de estupideces en tiempos en los que se necesita un buen liderazgo.
«Trump debe hacer el bien en su promesa de firmar una ley para proteger a los dreamers. Yo no votaré para que aprueben cualquier ley sin un arreglo previo de DACA.» (Trad.)
