Un gigantesco iceberg de más de un billón de toneladas se ha desprendido de la Antártica y ahora viaja sin rumbo por el oeste. En distancia se trata de uno de los icebergs más grandes jamás registrados, mide cerca de 5,800 kilómetros cuadrados, aproximadamente el tamaño de Delaware, según informó NBC News.
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La comunidad científica, que tenía meses detrás de la pista de su posible ruptura, advirtió que va a realizarle seguimiento al rumbo que mantenga el iceberg, aunque no se espera que ocurra algún accidente mayor por años.

Este miércoles, la ruptura total fue descubierta por un satélite estadounidense. El preocupante hallazgo aunque alerta a toda la comunidad científica, no ha provocado una sola palabra por parte del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien no cree en la teoría del cambio climático.

La grieta apareció desde 2014 y ha sido monitoreada con regularidad, se espera que tenga movimientos muy lentos hacia el norte, en dirección al Atlántico. Nada que realmente pueda preocupar por unos años.

De derretirse, no provocará un aumento significativo del nivel del mar. El mayor riesgo de accidentes vendrían en tal caso con el movimiento a futuro y los posibles barcos que transiten en la zona.